El 30% de los trabajadores europeos sufre estrés
Informe Agencia europea de seguridad y salud en el trabajo (2012)
Noticias alarmantes como esta nos presentan el estrés como una lacra que envenena el clima laboral, reduce la productividad, afecta a la salud y multiplica los riesgos psicosociales.
Pero, ¿es el estrés un mal endémico que va minando los fundamentos de nuestra civilización? ¡No! Muy al contrario, la humanidad ha sobrevivido gracias a la capacidad de afrontar el estrés que generan las situaciones de peligro o de incertidumbre.
El estrés, como el colesterol, existe en bueno y en malo. El bueno nos hace estar alerta, con los reflejos apunto. El malo sobreviene cuando nos exponemos de manera muy intensa a situaciones estresantes sin defensas, sin recursos y sin pensar que hay maneras positivas de enfrentarlo.
Imagina por ejemplo que eres un escalador ante una pared rocosa en una montaña que no conoces. Pensar en la caída es inevitable. ¿Qué hacer?:
A- Esto está muy complicado. Me la pego seguro. Abandono: frustración.
B- Está difícil. Mejor seguir la ruta marcada. Zona de confort: no hay progreso.
C- Una pared vertical, ¿probamos? Total, estoy bien entrenado y equipado. Reto: abro una nueva vía.
Todos vivimos situaciones similares y siempre tenemos opciones para elegir el comportamiento más adecuado, según nuestra personalidad. La adecuación entre personalidad y capacidad de afrontamiento es la que buscan las dinámicas en boga desde los años 90 sobre inteligencia emocional, desarrollo personal, pensamiento positivo y otras corrientes que buscan el bienestar y la salud no sólo física sino también emocional.
Son enfoques psicológicos que fortalecen nuestra resistencia frente a situaciones de riesgo y nos ayudan a escalar paredes. La gestión de las emociones o el control del pensamiento son como cómo la cuerda y el mosquetón del escalador: nos fijan a la realidad y nos marcan el camino a seguir para abrir nuestro propio camino.
Algunas claves para transformar el estrés en oportunidad:
- Tomar conciencia de lo que nos estresa: cuál es el obstáculo. Qué siento al enfrentarme a él.
- Aprender a priorizar e identificar problemas reales. Separar lo urgente de lo importante; o lo que es lo mismo, distinguir entre problemas reales (importante) e inducidos (urgente).
- Decidir. Tomar decisiones sin miedo al error. Puede que nos equivoquemos pero quedarnos con la duda y no actuar deja nuestros problemas en standby.
- Pedir ayuda. Esto implica tanto informarse sobre la naturaleza del obstáculo como formarse en técnicas que nos ayudarán a salvarlo. Socializar es la mejor manera de encontrar apoyos.
- Focalizar y no desfallecer. No perder de vista qué hacemos y porqué. Seguir nuestra vía hasta llegar a la cumbre.
Pensar también que guardar siempre cierta distancia. Mantener el espíritu relajado, nos ayuda a estar atentos y aprovechar mejor las situaciones que nos permitirán alcanzar nuestro objetivo.
En la Escuela Acestrés aprenderás a entender el estrés como una oportunidad de cambio, de progresión y de éxito.
“La ausencia de estrés lleva al aburrimiento”
Robert Maunder